Ares fue uno de los dioses más importantes de la mitología de la Antigua Grecia. Era hijo de Zeus y Hera y, por lo tanto, pertenecía a la segunda generación de dioses olímpicos. Formaba parte de los doce grandes dioses griegos que habitaban el Olimpo.
Ares era el dios de la guerra, por lo que suele aparecer en relatos de batallas y mitos bélicos. Se lo representa como una figura de gran tamaño, que lleva la vestimenta de un soldado. Aunque solía combatir a pie, también aparece en ocasiones en un carro tirado por
cuatro caballos.
Fue asimilado por la mitología de la Antigua Roma con el nombre de Marte. En Roma, tuvo una representación mucho más favorable que en Grecia y fue un dios más querido y popular que Ares.
A diferencia de su equivalente griego, que disfrutaba de la violencia y el desorden, Marte era patrón de los guerreros romanos y se lo asociaba con la belleza, la valentía y la pasión.
No han sobrevivido muchos relatos sobre su procedencia, ya que era una divinidad impopular a la que se rendía poco culto. Sin embargo, algunas tradiciones sitúan su nacimiento en Tracia.
En la mitología romana, Marte habría nacido únicamente de Juno (Hera)y no tenía padre.
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